Realizar ejercicio físico es imprescindible para nuestro organismo. En un momento en el que la obesidad esta ganando terreno, resulta importante intentar no llevar una vida sedentaria. En los últimos meses, la moda de power walking ha reemplazado las carreras y los maratones. En la actualidad, muchas personas eligen andar frente a correr, ya que, a priori, parece un tipo de entrenamiento más sencillo y que también reporta beneficios.

Decidirse por la disciplina adecuada puede resultar un dilema. Y es que multitud de estudios defienden la práctica de cada una de estas actividades con datos positivos.  Está claro que cuanto más se mueva uno, mejor. Si consultamos las recomendaciones de los organismos oficiales, nos encontramos con que la OMS recomienda realizar un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física moderada. Esto supondría unos 20 minutos al día a realizar actividades deportivas.  

Los beneficios de cada actividad

Si los dedicamos a caminar, estaremos invirtiendo en nuestra salud emocional. Salir a pasear resulta positivo para nuestra mente. El aire libre nos hará pensar más claramente y despejarnos de nuestro estrés diario. Por lo tanto, caminar no solo ayuda a mantener nuestro cuerpo en forma sino también a mantener un estado de ánimo positivo. Se trata de una actividad segura para nuestro cuerpo y adecuada para todas las edades.

En el caso de dedicar estos 20 minutos diarios a correr, estaremos trabajando en nuestra motivación. Llegar cada día un poco más lejos o correr algo más rápido ayudan a mantener la motivación alta. Si nuestro objetivo es controlar el peso, correr nos ayudará a mantenerlo e incluso a bajarlo. Por último una rutina de entrenamiento puede ayudarnos a mejorar nuestra concentración y también a dormir mejor.

Por tanto, a la pregunta de qué es mejor, correr o caminar, puede haber varias respuestas. Todo depende de la edad, la condición física y los objetivos que se quieran alcanzar con la práctica de ejercicio.