Decía el escritor Junot Díaz al respecto de La maravillosa vida breve de Óscar Wao, una novela donde ahondaba en la cruel dictadura de Trujillo en República Dominicana, que hay regiones oscuras del pasado a las que un escritor no pueden llegar a través del realismo. 

Quizás por eso mismo, los narradores emplean la mirada del niño que está inmerso en una tragedia que apenas puede comprender a su corta edad para rellenar algunos huecos del horror bajo el hechizo de la fantasía.. Como también hizo, aunque en el cine, Guillermo del Toro con su maravillosa El Laberinto del Fauno.

En el caso de la chilena Nona Fernández, una de las voces más interesantes y contundentes de la literatura latinoamericana, son los recuerdos infantiles de una generación que vivió bajo el yugo de la dictadura de Pinochet y a la cual pertenece, los que trufan una narración donde el horror se comparte entre los que se quedaron y los que desaparecieron. Torturados. Asesinados.

Empleando el mismo título que el icónico programa de Rod Serling La Dimensión desconocida, que introdujo a miles de espectadores en la Ciencia Ficción y sus universos extraños donde el tiempo se estira o se contrae, Nona Fernández explora en este libro, a caballo entre el reportaje y la ficción autobiográfica, esas otras dimensiones ocultas y cotidianas de la dictadura en las que tiempo tampoco funciona lo mismo para los supervivientes -largo, larguísimo- que para de ajusticiados -una eternidad con un punto y final, o apenas un suspiro. 

La Dimensión Desconocida arranca con la llegada de un miembro del servicio secreto de la Fuerza Aérea chilena, Andrés Antonio Valenzuela Morales, a las oficinas de una revista opositora. 

Es verano de 1984 y a la dictadura de Pinochet aún le queda mucha vida por delante. Pero Morales necesita sacarse un enorme y doloroso peso de encima y empieza por contarle al periodista en qué consiste su trabajo: secuestros, torturas, ejecuciones de todo tipo. Y también, por supuesto, le habla sobre los remordimientos. Esa culpa que escapa bajo las costuras de su disfraz de monstruo. 

El testimonio de Morales es real. Ocurrió cuando tenía 28 años y luego se vio obligado a huir de Chile a la desesperada. 

“Mi primera intención era escribir un relato de espías a lo John Le Carré, pero los libros se escriben a pesar de una”, explicó la autora a El País. “Haciendo entrevistas e investigando en archivos encontré un material tan delicado que no podría usar la ficción”.

Uno de los dilemas de las dictaduras es cómo un hombre puede despertar junto a su esposa, besar a sus hijos en la frente, ser buen padre y buen vecino, y luego salir de su casa y balear, electrocutar o ejecutar a otra persona. 

Y de hecho, a Valenzuela Morales le resultó insoportable. Esa fue la voz de alarma; “(él) no consiguió asimilar la crueldad como algo natural e inevitable”, dijo la autora. Se encontraba en ese limbo fantasmagórico de La Dimensión Desconocida, en “esa zona de grises donde el dolor convive con la vida diaria”.

Cárceles clandestinas en barrios residenciales, un prisionero que en su delirio cree que ha venido un ovni a salvarlo, un padre que es detenido mientras lleva a sus hijos al colegio o un niño que cambia de nombre y de vida y es testigo de la masacre. Son muchas las piezas que conforman este espacio liminal, este horror ordinario y a la vez extraordinario que nos enfrenta a nosotros mismos en cada página. 

Y nos obliga a plantearnos una pregunta que aterra:

¿Qué habríamos hecho nosotros? ¿Habríamos apartado la vista y seguido con nuestras vidas? 

La Dimensión Desconocida, que ganó el prestigioso Premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2017, saldrá a librerías en su versión inglesa con traducción de Natasha Wimmer el próximo 16 de marzo de 2021.