El escritor español Carlos Ruiz Zafón, autor de exitosos best-sellers que tenían la ciudad de Barcelona como eje central, ha fallecido a los 55 años en Los Ángeles tras dos largos años luchando con un cáncer de colon.

Zafón notó los primeros síntomas durante un viaje a Londres a principios de 2018 y recibió tratamiento en Estados Unidos, donde compaginaba su labor literaria con la escritura de guiones cinematográficos. 

El conocido escritor saltó a la fama mundial en 2001 con La sombra del viento, novela que vendió más de quince millones ejemplares y que ha sido considerada la novela española con más difusión tras El Quijote. El libro, que forma parte de la saga Cementerio de libros olvidados, fue calificada por los críticos como "una de las grandes revelaciones literarias de los últimos tiempos" y está ambientado en una Barcelona misteriosa y gótica que aún atrae a miles de turistas a través de las rutas inspiradas en sus novelas. 

Uno de los méritos del primer libro que conforma la tetralogía es haber conseguido, primero a través del 'boca-oreja', animar a la lectura a lectores no habituales, un raro fenómeno que pocos autores consiguen, además de contar entre sus seguidores con personalidades como el que fuera ministro de Relaciones Exteriores alemán Joschka Fisher. 

Otras de sus novelas presentes en la tetralogía son El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y El laberinto de los espíritus (2016), que configuran con el paisaje extraño y laberíntico de las callejuelas del barrio de El Raval el fantástico universo de una Barcelona literaria y tenebrosa que resigue la historia del siglo XX.

Quien conoció a Ruiz Zafón lo define como un "buen tipo", un escritor que siempre desdeñó del "mundillo literario", del que decía que era 1% literario y un 99% mundillo. "Todo lo que se dice en esos ámbitos es por intereses disfrazados de principios", comentó en una ocasión. "No hay nada ahí que pueda interesarme, para mí es exactamente como la asociación de amigos de la zarzuela (un tipo de ópera)", añadió, criticando la mediocridad de ciertos ambientes supuestamente de escritores.

Pese a que muchos han criticado su pérdida suscribiendo que no fue un buen escritor, logró reinventar una Barcelona fantástica, no exactamente histórica, pero sí la suya. Y aunque si bien se inspiró para crear su ya mítico cementerio de libros en una librería de Los Ángeles, hasta hace bien pocos años, alguna librería de viejo de la ciudad todavía presumía de ser ese eterno almacén de libros raros y ajados que él imaginó. 

Fue publicista, guionista, escritor. Sobre todo, un contador de historias de fama mundial.