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La Morada abrió sus puertas en 2009 y desde entonces ha ganado varios premios, además de ser epicentro social del barrio. 
La Morada abrió sus puertas en 2009 y desde entonces ha ganado varios premios, además de ser epicentro social del barrio. 

La familia latinx que alimenta a personas sin hogar del Bronx

La comunidad es importante, especialmente en plena pandemia. Y los Saavedra han abierto su restaurante al barrio para que nadie se quede sin un plato de comida…

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Cientos de personas hambrientas del sur del Bronx, uno de los barrios neoyorquinos de mayoría hispana que ha sufrido con más fuerza los estragos de la COVID-19, pasan todos los días por La Morada, el humilde restaurante de una familia mexicana que vio cómo al inicio de la pandemia se le negaron la mayoría de ayudas por su estatus de migrantes

En la primavera de este año, los Saavedra enfermaron de COVID y tuvieron que cerrar su restaurante durante todo un mes. Sin más apoyo que el que les proporciona el DACA, esta familia de cuatro miembros que llegó a los Estados Unidos en 1992 cruzando el desierto de Sonora, en Texas, pasó un tiempo difícil hasta que un amigo inició una recaudación por Internet y pudieron abrir las puertas de nuevo. 

Como tenían comida acumulada de todo un mes, los dueños de La Morada decidieron que había demasiadas personas hambrientas en el Bronx como para tirarla a la basura e iniciaron un programa comunitario. Rápidamente, largas colas de vecinos en apuros económicos se formaron delante del restaurante y sirvieron 200 sopas en menos de una hora.

“Nos dimos cuenta de que la necesidad era enorme. Al día siguiente, sin pensar, cocinamos el doble”, dijo a AP Natalia Méndez, la madre de los Saavedra, que a sus 50 años hace malabarismos para llenar la despensa y poder servir los platos. 

Todo vale para llenar el estómago… Unas tortillas, unos frijoles o ensalada de pollo que recogen de mercados locales y de las donaciones de amigos y clientes, que a menudo se presentan en el local con paquetes de arroz o verduras.  

En La Morada, que hoy día sirve unas 650 comidas, hay un cartel en la puerta que reza “No deportaciones”. Los Saavedra carecen de documentos pero llevan años abriéndose paso en el país y se han convertido en activistas dentro de su comunidad, compartiendo lo poco que tienen con migrantes y estadounidenses sin distinción. 

“Siempre decimos que el activismo es como nuestro sazón secreto, así que creo que fue algo muy natural para nosotros servir a nuestra comunidad con lo que tenemos”, señaló Yajaira Saavedra, de 32 años y copropietaria del restaurante con sus padres. “También es algo que nos devuelve a nuestras raíces indígenas, cuando todos participábamos en las comidas, aportando unos pocos ingredientes, y cocinando una gran olla juntos”.

Espíritu comunitario

La comida que cocinan Natalia y su marido se distribuye también a neveras comunitarias a través de voluntarios que no paran de entrar y salir de La Morada cargando cajas para llevarlas a comedores de beneficencia o picando cebolla y otros ingredientes para servir los platos. 

“Se trata de la comunidad aportando y amigos y aliados diciendo ‘vamos a hacer esto,vamos a luchar juntos y a sobrevivir’”, afirman los Saavedra, que regentan el restaurante desde 2009 y llevan años contribuyendo de muchas formas con Bronx, colocando incluso un punto de intercambio de libros.

Cuando los expertos alertan que el país está viviendo un “desastre humanitario” y ya se han registrado más de 10,6 millones de casos (según datos de 12 de noviembre) y 243 mil defunciones desde el inicio de la pandemia, historias como la de esta familia latinx muestra la importancia de la unión y la generosidad entre las personas y devuelve la esperanza a Estados Unidos, después de años negros de feroz individualismo amparado por el poder.