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La Iglesia de San José se inaugurará el 19 de marzo después de un proceso de restauración tan complejo como revelador. Photo: AP
La Iglesia de San José se inaugurará el 19 de marzo después de un proceso de restauración tan complejo como revelador. Photo: AP

Testigos, fantasmas y cicatrices: Los muros de la segunda iglesia más antigua de las Américas vuelven a hablar

Casi dos décadas después, la Iglesia de San José, en Puerto Rico, volvió a abrir sus puertas el pasado 9 de marzo tras un esfuerzo mayúsculo de filantropía y…

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Dice la Biblia: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”, pero lo cierto es que la historia de la Iglesia de San José, la segunda iglesia española más antigua de América, las piedras hablan y durante 20 años nadie pudo escucharlas.

Hasta que por fin, tras décadas de trabajo y tres interrupciones forzosas -en 2008, el proveedor de cal se quedó sin material; en 2017, el Huracán María amenazó con arrancarla de raíz y este pasado año, la pandemia-, San José fue finalmente reconstruida el pasado 9 de marzo de 2021.

El nacimiento de esta iglesia no está exento de claroscuros, como tampoco lo está la colonización de Puerto Rico por parte del imperio español. 

San José empezó a construirse en 1532 como un convento de dominicos a partir de un terreno donado por el explorador Juan Ponce de León y era en su origen un asentamiento indígena. Allí vivió el sacerdote español Bartolomé de Las Casas, que desde su llegada a América denunció los abusos de los colonos españoles sobre los indígenas.

Más tarde, San José sirvió de refugio durante un ataque de los pobladores taínos y también fue la primera escuela secundaria de Puerto Rico, para luego recibir el impacto de una bala de cañón durante la guerra hispano-estadounidense de 1898 por la que la isla pasó a ser colonia de Estados Unidos.

Aun así, la iglesia se mantuvo en pie casi un siglo, hasta que en 1996 tuvo que cerrar sus puertas por su grave deterioro -termitas y raíces de árboles perforando su nave gótica fueron algunos de los problemas que enfrentaba. 

La Iglesia de San José empezó a construirse en 1532 sobre un antiguo asentamiento indígena.

Unos años después, el empresario Ricardo González decidió restaurarla con el permiso del arzobispo de San Juan, aunque nunca imaginó que un proyecto personal que iba a tardar un año en completarse le tomaría dos décadas. Ni tampoco que tras los muros de la iglesia iban a encontrar un tesoro oculto que necesitaba de una restauración aún más profunda. 

Una empresa, digamos, de en torno a los 11 millones de dólares necesarios para salvar murales centenarios y obras de arte, reproducir técnicas arquitectónicas antiquísimas y “pelar” casi literalmente los muros arrancando el hormigón y utilizando la cal de acuerdo al proyecto original.

Sin embargo, varios obstáculos de difícil solución obstaculizaron los trabajos: 

Los trabajadores tuvieron que aprender a fabricar cal ellos mismos por la escasez de materiales.

La escasez de material obligó a los trabajadores -muchos provenientes de la República Dominicana- a aprender a fabricar cal ellos mismos y desecharon el uso de cemento.

"El cemento no permite que las paredes respiren", dijo el arzobispo de San Juan Roberto González a AP. También señaló que la humedad había influido en el deterioro de la iglesia, que se construyó cerca del océano sobre un asentamiento indígena en el punto más alto del Viejo San Juan.

Gracias a la solidaridad y a la fundación, en 2009, del Patronato de Monumentos de San Juan, se pudieron seguir recogiendo fondos para su construcción. E incluso celebridades como el actor Benicio del Toro se unió a la petición de donaciones cuando la iglesia se añadió a los  11 lugares históricos más amenazados de la lista del National Trust for Historic Preservation de Estados Unidos.

Este símbolo de la historia boricua realizará su primera misa tras la inauguración del 19 de marzo y tanto puertorriqueños como extranjeros podrán escuchar a las piedras hablar contando la historia de la isla. Ya que sus restauradores decidieron que partes del edificio original quedasen al descubierto. Incluyendo la mítica bala de cañón que impactó en sus muros en 1898.

"Dejamos que la iglesia te hable", concluyó el arquitecto Jorge Rigau. "(Los visitantes) encontrarán testigos, fantasmas, recuerdos, cicatrices".