La ansiedad es un estado mental que se caracteriza por generar una inquietud constante en la persona que lo sufre. Es habitual sufrir episodios de ansiedad cuando tenemos que enfrentarnos a situaciones que nos sacan de nuestra zona de confort habitual como puede ser dar un discurso en público o enfrentarnos a una entrevista de trabajo. Se trata de una respuesta natural del cuerpo, que se mantiene alerta ante cualquier imprevisto que pueda aparecer.

Sin embargo, existe otro tipo de ansiedad que resulta perjudicial para nuestro organismo. Es aquella reacción que aparece cuando no hay motivo aparente para ello. Es decir, cuando nuestro cuerpo se pone alerta sin que exista una razón concreta. Más allá de sentirnos agobiados y estresados, nuestro cuerpo genera una serie de alertas para avisarnos de que estamos sufriendo ansiedad.

Signos de la ansiedad

Reconocer estos signos como síntomas de la ansiedad, nos puede ayudar a atajar este problema. Ansiedad significa nivel de estrés alto y eso es concretamente lo que debemos evitar si sufrimos cualquiera de estos síntomas;

Músculos doloridos y tensos. Las lesiones musculares se repiten de manera continuada y la zona del cuello y la mandíbula se mantienen tensas. En este caso, es recomendable acudir a un fisioterapeuta y visitar al dentista, con el fin de evitar los temidos problemas de bruxismo.

Falta de sueño. Bostezas mucho, tienes ojeras y te resulta complicado concentrarte. Sin duda es necesario que incrementes tus horas de sueño. Recuerda que es necesario dormir entre siete y ocho horas.

Miedo a la relajación. Si, este tipo de fobia existe. Solo la idea de tener tiempo para relajarse puede poner nerviosas a algunas personas, que enseguida se inventan una excusa para mantenerse activas.

Problemas digestivos. El estrés contrae el estómago, generando problemas digestivos. Si tu estómago se queja de forma habitual, es posible que necesites reducir tu nivel de estrés.

Con estas alertas nuestro cuerpo está tratando de llamar la atención sobre nuestro modo de vivir. Reducir actividades y disfrutar más de nuestro tiempo puede tener un beneficio directo sobre nuestra salud.