Pueden llegar después de hacer deporte, mientras caminas por el parque o en mitad de la noche. Los calambres son contracciones musculares involuntarias que se producen en nuestro cuerpo y que responden a diferentes razones. Si sabes con qué problema están relacionados, podrás limitar sus desagradables apariciones.

Trastornos neuromusculares

La mayoría de los calambres responden a un problema en las órdenes de activación de los músculos. En este caso, esta situación provoca una contracción repentina del músculo, generando un calambre, normalmente en las piernas.

Necesidad de agua

Algunos calambres tienen que ver con la deshidratación que sufre nuestro cuerpo. Habitualmente este tipo de calambres se producen después de haber realizado deporte de manera intensa. Durante el ejercicio, el cuerpo pierde sales a través del sudor. Estas no son reemplazadas, por lo que el cuerpo se encuentra en una situación de deshidratación. Para evitarlo, recuerda beber agua mientras practicas deporte.

Mala circulación

Los problemas vasculares tales como las varices pueden generar acumulación de líquido en diferentes zonas como los tobillos, algo que acaba generando calambres debido a que esta zona requiere más oxígeno de lo habitual.

Medicamentos

Es común que las personas asmáticas o con problemas con sus niveles de colesterol, sufran calambres. Estos tienen su razón de ser en la medicación que toman de manera habitual para tratar sus enfermedades. En este caso, los calambres son un efecto secundario de los fármacos.

Otras enfermedades

Problemas como la diabetes tipo 2, el hipotiroidismo o la esclerosis múltiple pueden presentar calambres en diferentes estadíos de la enfermedad.

Ante la aparición de un calambre, se debe aplicar calor sobre el músculo para ayudar en su relajación. Una vez el músculo se relaje, y siempre y cuando la persona siga sintiendo molestias en esta zona, se puede aplicar frío para reducir su inflamación.