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Soldados ucranianos marchando.
Soldados de las fuerzas armadas de Ucrania. Foto: Pixabay.

¿Cómo afectaría una guerra en Ucrania a Latinoamérica?

El mundo presta atención a la situación en la frontera entre Rusia y Ucrania por la amenaza de una guerra que también traería consecuencias para Latinoamérica.

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Mientras los equipos diplomáticos de Rusia y Estados Unidos continúan trabajando fuertemente para evitar un choque bélico que involucre a estas dos súper potencias, en medio de una coyuntura que ya completa varios meses sin que ninguna de las partes de su brazo a torcer, Latinoamérica se prepara para afrontar algunas consecuencias directas de una guerra en la que de una manera u otra se verá obligada a tomar partido.

El llamado es general para que no estalle esta guerra en Europa oriental y para que encuentren una salida pacífica a un conflicto que acumula varios años de tensiones. Sin embargo, y ante la posibilidad real de combates en la región, es importante analizar cuál sería el posible escenario con el que se encontraría América Latina si la confrontación bélica se llega a presentar. 

Rusia en Latinoamérica

Con especial presencia en Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, Brasil y Argentina, el gobierno ruso ha venido incrementado su influencia en Latinoamérica en los últimos 10 años en medio de su estrategia de proyección global.

Una de las situaciones más comprometedoras en la región, que puede generar conflictos directos, es la que se presenta en la frontera Venezuela - Colombia, donde el gobierno de Nicolás Maduro cuenta con el respaldo bélico de Rusia, mientras que los colombianos son los aliados de la OTAN en esta parte del continente. 

La amenaza de un conflicto regional, como consecuencia de una guerra entre Rusia y los países miembros de la Organización Trans Atlántica, no solo es real, sino que también ya se tienen establecidos algunos puntos que serían utilizados por el gobierno de Putin para desplegar infraestructura militar en Venezuela y Cuba.

Una visita polémica

Justamente, en medio de los diálogos entre los distintos miembros de la OTAN y el gobierno ruso, una visita diplomática llamó la atención pues parecía mostrarse ajena a la delicada situación que se vive en la frontera.

Aunque se le solicitó al gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que desistiera de realizar un viaje a Moscú en estos momentos, no solo prefirió no escuchar, sino que además le dio su respaldo al Kremlin fortaleciendo sus relaciones comerciales.

De esta manera, e ignorando las amenazas de guerra, un gobierno polémico como el de Bolsonaro aprovecha la imagen autoritaria de Putin para intentar obtener apoyo de cara a una posible reelección en Brasil. 

Consecuencias vigentes

Sin que la guerra se haya declarado de manera oficial, la tensa situación en Ucrania ya empieza a condicionar a los mercados que ven como algunos productos suben notoriamente de precio ante las demoras en la cadena logística que el conflicto geopolítico empieza a ocasionar. 

Además de la inflación generalizada y la falta de suministros en distintas cadenas de producción, que ha sido ocasionada por la pandemia, el choque bélico agravaría este escenario disparando los precios de productos químicos como el petróleo y sus derivados, así como el de artículos agroindustriales como el trigo.

Si bien por el momento no se plantean escenarios de confrontación bélica en Latinoamérica, el golpe económico para los países de la región, independientemente del bando que puedan tomar, podría ser devastador, especialmente teniendo en cuenta que la economía mundial atraviesa uno de sus momentos más complicados por cuenta de la pandemia.

Aunque existen temores sobre la posibilidad que Rusia instale bases militares en esta zona de las Américas, por ahora esa hipótesis parece no tener carácter urgente para el Kremlin. Por ahora, el riesgo real se manifiesta en la escasez de alimentos, los altos costos en los combustibles y la energía, así como el pánico financiero e inflación, los cuales son consecuencias que llegarían directamente a las naciones latinoamericanas ante el inicio de una guerra, ya sea por medios convencionales, o mediante estrategias cibernéticas, como ya han advertido los expertos en seguridad.