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Estados Unidos es el epicentro de la pandemia por Coronavirus en el mundo. Foto: Mike Segar/Reuters.
Estados Unidos es el epicentro de la pandemia por Coronavirus en el mundo. Foto: Mike Segar/Reuters.

Breve Resumen de la Crisis del Coronavirus en Estados Unidos

Entre tiempo perdido y una gran densidad poblacional, Estados Unidos se ha transformado en el epicentro de la pandemia del COVID-19.

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Los últimos tres meses parecen haberse transformado en décadas después de que la enfermedad infecciosa causada por el COVID-19, también conocida como Síndrome Respiratorio Agudo Severo 2 (SARS-CoV-2) o Coronavirus, se propagara por más de 200 países.

Reportado inicialmente en Diciembre del 2019 en la capital de la provincia china de Hubei, Wuhan, este agresivo virus ha cobrado la vida de más de 130.000 personas en todo el globo, y los números aumentan cada segundo.

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaba el distanciamiento social, la clausura de los espacios públicos y protocolos de pruebas, muchos países tardaron en tomarse el asunto en serio.

Entre ellos, Estados Unidos.

Enero: primeros reportes

Para año nuevo, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC) obtuvieron la información del surgimiento de casos en China, e hicieron entrega de los reportes el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) en un lapso de 24 horas.

Se trataba de un cuadro clínico agudo donde las personas presentaban fiebre, tos y una severa dificultad respiratoria, con un tiempo promedio de incubación de cinco días. Aunque algunos síntomas podían ser leves en algunos casos, en otros la evolución era violenta y una persona podía complicarse y morir en cuestión de horas.

A pesar de haber recibido el alarmante anuncio por parte del Concejo de Seguridad Nacional (NSC), el presidente Donald Trump le restó importancia, en parte por la atención mediática que pesaba sobre su proceso de destitución en el Congreso, según reportó el Washington Post.

Con la información genética ofrecida por China durante los primeros días del año 2020, el HHS organizó un comité para evaluar la información, integrado por el ahora conocido Dr. Anthony S. Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.

Para el 14 de Enero, China reportaba la ausencia de pruebas suficientes sobre el contagio humano a humano.

El primer protocolo puesto en marcha por el CDC fue el de monitorear a pasajeros en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy en Nueva York, San Francisco, Los Angeles, Chicago y Atlanta, utilizando una prueba nacional en vez de la prueba que la OMS estaba distribuyendo a nivel internacional.

Para el 21 de Enero ya existía un reporte del primer caso en territorio estadounidense.

Según explicó el New York Times, fue la imposición de regulaciones por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos, encabezada por el Dr. Stephen Hahn, lo que impidió que se llevaran a cabo pruebas masivas en los primeros días de la epidemia en el país durante las primeras semanas del año.

“Otros países que habían movilizado a las empresas estaban realizando decenas de miles de pruebas diarias, en comparación con menos de 100 en promedio en los Estados Unidos, lo que frustraba a los funcionarios de salud locales, a los legisladores y a los estadounidenses desesperados,” explicó el medio.

Como fuego cerca del polvorín, los casos empezaron a aparecer a una velocidad inimaginable, primero en Washington, luego en Chicago y un tercero en California, en menos de una semana.

“Lo tenemos totalmente bajo control”, dijo Trump en su primera aparición ante los medios para hablar de la enfermedad. “Es una persona que venía de China. Todo estará bien”.

El 23 de Enero la OMS confirmó la transmisión entre humanos, y la provincia de Hubei fue puesta en cuarentena.

La organización confirmó que el 25% de los casos reportados eran severos, que la fuente era desconocida, y que “todos los países deben estar preparados para la contención, incluida la vigilancia activa, la detección temprana, el aislamiento y la gestión de casos, el rastreo de contactos y la prevención de la propagación ulterior de la infección por el COVID-19, y para compartir datos completos con la OMS."

Un memorando entregado al gobierno por el asesor de comercio Peter Navarro advertía el efecto de la enfermedad en la salud y en la economía, previendo “hasta 500.000 muertes y miles de millones en daños económicos”.

Ese mismo día, y después de recibir la información de los especialistas, miembros republicanos del Senado procedieron a vender sus acciones en la bolsa de valores, anticipando una catástrofe.

El 30 de Enero la OMS declaró al Coronavirus como una pandemia de escala global.

Sin embargo, a nivel nacional, ninguna medida estaba puesta en marcha, más allá de la declaración de una emergencia sanitaria, la prohibición de entrada al país de personas extranjeras provenientes de China y la imposición de una cuarentena de 14 días obligatoria a personas que hubieran visitado la provincia de Hubei durante los últimos 15 días.

Pero entre la explosión del virus en China en Diciembre y las medidas del gobierno, más de 400.000 personas habían entrado al país.

Febrero: una epidemia vertiginosa

Sin un protocolo de testeo puesto en marcha, los primeros días del mes de febrero reportaron un aproximado de un caso nuevo por día, y anticipando lo que podría suceder en hospitales y centros médicos, el HHS solicitó fondos para suministros, algo que el presidente catalogó de “escándalo”.

Con casos aumentando exponencialmente, las pruebas instauradas por el CDC demostraron no ser efectivas ante el nuevo virus, y ninguna solución fue ofrecida a cambio.

Mientras tanto, el gobierno decidía evacuar a 338 ciudadanos que estaban a bordo del crucero Diamond Princess que estuvo en cuarentena en Japón. De ellos, 25 personas resultaron positivas por Coronavirus.

Para mediados de mes, correos electrónicos internos del Departamento de Seguridad Nacional advertían que Estados Unidos “ya habían perdido la lucha por contener el virus” y que era necesario “pasar a la mitigación”.

El primer caso de transmisión comunitaria –es decir, sin un antecedente de viaje a China– se reportó el 21 de Febrero.

El virus ya estaba en casa, y el reporte de las primeras tres muertes en suelo nacional no hacían sino confirmarlo.

Marzo: entre el caos y la negación

Si bien ahora se conoce a Nueva York como uno de los cluster más grandes del virus en el país, no fue sino hasta la primera semana de Marzo que se conoció el primer caso de una persona contagiada en la ciudad.

En cuestión de horas, los casos empezaron a surgir en ciudades más pequeñas, y en cinco días diez estados más reportaban sus primeros.

En una semana, Estados Unidos pasó de tres a 22 muertes, no había órdenes de permanecer en casa por parte del gobierno, ni cierre de espacios públicos.

Para el 11 de marzo, los casos confirmados en el país subían a 1.100, y algunos estados como Connecticut siguen los pasos de Nueva York para cerrar escuelas y centros públicos, y la NBA suspende la temporada 2019-20.

En un informe del 13 de marzo de 2020 "no apto para distribución pública", el HHS advirtió que la pandemia COVID-19 "durará 18 meses o más y podría incluir múltiples olas de enfermedad", y que los "impactos resultantes en la cadena de suministro y el transporte" probablemente resultarán en una escasez significativa.

Los ciudadanos estadounidenses aún no estaban al tanto.

El presidente sencillamente instruyó a evitar concentraciones de más de 10 personas, y no se atrevió a poner en marcha una cuarentena obligatoria o siquiera un toque de queda.

Su atención, por el contrario, se enfocaba en la caída abrupta de los mercados financieros.

Para el 20 de marzo, Estados Unidos contaba con 19.285 casos confirmados de COVID-19 y 249 muertes. En tan sólo una semana, la cifra aumentaría por encima de la más alta reportada en China, con 85.000 casos y transformando al país en el epicentro de la pandemia.

Una semana después, el Senado aprobó un proyecto de ley de estímulo para intentar mantener la economía a flote y ayudar a los ciudadanos a sobrevivir las próximas semanas.

Abril: una nueva normalidad

La falta de una estrategia coordinada –entre unos estados en cuarentena y otros llevando una vida “normal”– Estados Unidos cuenta con más de 619.000 casos, 27.000 muertes y 47.000 recuperados; la economía del país se ha llevado otro gran golpe, con un aproximado de 10 millones de ciudadanos sin trabajo por el cierre de los espacios públicos.

Aunque en Nueva York el gobierno estatal ha anunciado que la propagación del virus está controlada y que “lo peor ya pasó”, el Dr. Fauci advirtió que la reapertura de los espacios públicos y el levantamiento de la cuarentena –en los estados que hayan decidido imponerla– debe ser paulatina y que las promesas del presidente de reabrir el país para el mes de mayo son “muy optimistas”.