El día miércoles el país entero pudo escuchar de primera mano el testimonio del embajador William Taylor, encargado de negocios del gobierno estadounidense en Kiev, y del subsecretario adjunto de Asuntos Europeos y Euroasiáticos, George Kent, sobre el asunto Ucrania que envuelve al presidente Donald Trump.

Ambos funcionarios de trayectoria – es decir, no nombrados por el gobierno sino en el puesto durante años – hicieron pública su deposición sobre los eventos de los que fueron testigos durante su gestión en Ucrania y que parecen indicar un abuso de poder por parte del presidente.

En una jornada de más de seis horas de preguntas y respuestas, los dos funcionarios explicaron con lujo de detalles lo que habían escuchado, visto y presenciado en los dos canales diplomáticos establecidos por la administración Trump en Ucrania.

Un canal regular donde las relaciones entre ambos países parecían llevarse de manera natural como en administraciones pasadas, y un canal que Taylor describió como “irregular” y en donde se hacía cada vez más evidente la insistencia del presidente estadounidense y sus aliados por intercambiar ayuda militar urgente para la lucha ucraniana contra la invasión de Rusia en Crimea a cambio de investigaciones y declaraciones que ayudaran en la campaña de reelección de Trump.

Desde que se conociera la controversial llamada entre el presidente Donald Trump y su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, la defensa del gobierno ante las pesquisas demócratas han sido fundamentalmente dos: la llamada era una comunicación rutinaria entre dos mandatarios y no existió un quid pro quo – léase, la espera de obtener algo por parte de Zelensky a cambio de ayuda militar.

Pero a medida que la evidencia ha salido a la luz – y con ella, varios personajes más – tanto Trump como sus aliados han intentado alejarse radicalmente de las personas nombradas en los testimonios ante los Comités de la Cámara.

Entre ellos, Gordon Sondland, el embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea.

Sondland se encuentra en el meollo del asunto, siendo identificado por más de una persona como uno de los arquitectos del intento de lograr que Zelensky hiciera una declaración pública sobre una investigación contra Joe Biden en Ucrania.

El presidente Trump dijo la semana pasada “apenas” conocer al “caballero”.

Pero el embajador Taylor tenía otro recuento de las cosas: un miembro de su equipo acompañó a Sondland después de la llamada entre los presidentes a comer en un restaurante en Kiev y pudo escuchar una llamada en un teléfono personal entre Sondland y Trump.

“El miembro de mi personal podía escuchar por teléfono al presidente Trump preguntándole al embajador Sondland sobre ‘las investigaciones’”, dijo Taylor a los legisladores durante su declaración de apertura. “El embajador Sondland le dijo al presidente Trump que los ucranianos estaban listos para dar el siguiente paso”, continuó.

“Después de la llamada con el presidente Trump, el miembro de mi equipo le preguntó al embajador Sondland qué pensaba el presidente Trump sobre Ucrania. El embajador Sondland respondió que el presidente Trump se interesa más por las investigaciones contra Biden que Giuliani estaba buscando”.

De confirmarse esto con el testimonio público del miembro del equipo de Taylor, habría evidencia de primera mano sobre la participación directa del presidente en abuso de poder, así como su conocimiento de causa e intención en el asunto.

Según el análisis del Washington Post, esta nueva información “socava la idea de que Trump estuviera realmente preocupado por la corrupción en Ucrania y no sólo por su propio beneficio personal, lo que ha sido la defensa principal para su equipo”.