Un fantasma recorre el mundo: el del monopolio y las prácticas anticompetitivas.

Al menos, así se desprende de las investigaciones que varias autoridades han abierto contra las mayores empresas tecnológicas del mundo en Europa y Estados Unidos.

De hecho, algunas de estas investigaciones ya han desembocado en sanciones contra algunas de estas empresas.

El capítulo más reciente se abrió el pasado 3 de septiembre, cuando las acciones de Nvidia se desplomaron y perdieron US$290.000 millones de capitalización bursátil. La razón principal es que la agencia Bloomberg informó que "Nvidia recibe una citación del Departamento de Justicia (DOJ) en el marco de una creciente investigación antimonopolio".

Según Bloomberg: "El Departamento de Justicia de EE.UU. envió citaciones a Nvidia Corp. y otras empresas en busca de pruebas de que el fabricante de chips violó las leyes antimonopolio, una nueva fase de su investigación sobre el proveedor dominante de procesadores de IA. El DOJ, que anteriormente había entregado cuestionarios a las empresas, ahora está enviando solicitudes legalmente vinculantes que obligan a los destinatarios a proporcionar información, según personas familiarizadas con la investigación”.

No es la primera vez que grandes empresas tecnológicas se ven envueltas en una investigación de este tipo. Hace unas semanas, Google fue declarada monopolio por un juez del Tribunal de Distrito de Columbia. El fallo se refiere a un proceso iniciado por el Departamento de Justicia de EE.UU. en 2020. El juez Amit P. Mehta encontró prácticas anticompetitivas en el mercado de los buscadores digitales.

De otra parte, a principios de 2024, la Unión Europea informó de que había abierto investigaciones a Apple, Google y Meta para establecer el comportamiento de las tecnológicas en el marco de las leyes más estrictas de los mercados digitales.

Esta investigación pone de manifiesto los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad como consecuencia de la nueva fase de la revolución digital. Aunque la digitalización abre la puerta para que más personas participen en el circuito de la información, lo cierto es que desde el punto de vista de las plataformas parece que la revolución industrial 5.0 solo puede darse en términos de posición dominante en cada mercado. Por ello, las autoridades han estado atentas a los movimientos de las grandes multinacionales porque no solo se pueden afectar la posición de la competencia y la de los consumidores sino incluso las finanzas públicas de los países.

Por ejemplo, hoy en día es más común hablar del impuesto digital: un impuesto que reconoce que muchas empresas pueden llevar a cabo operaciones en un país, incluso adquiriendo una presencia económica significativa, pero sin necesidad de pagar impuestos, ya que no tienen presencia física.

Muchos países ya han implantado este tipo de impuesto, que se establece a través de retenciones obligatorias y automáticas sobre los pagos electrónicos.

La digitalización nos ha planteado muchos retos que tienen que ver no solo con los hábitos de consumo de información, sino también con la libre competencia en los mercados donde se está produciendo. Es necesario seguir discutiendo este tema, porque hay mucho en juego.