La posesión de Claudia López es histórica no solamente por tratarse de la primera mujer en asumir el segundo cargo de elección popular más importante de Colombia, sino porque su llegada al poder es resultado de tres décadas de trabajo y teniendo por bandera una fuerte agenda social y sin contar con capital político heredado de familia.

Claudia López estudió Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales en la Universidad Externado, hizo una maestría en Administración Pública y Política Urbana en la Universidad de Columbia en Nueva York, fue becaria de investigación en la Universidad de Yale en 2009 y gracias a una beca Fullbright hizo un doctorado en ciencia política de la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Su participación en la vida política del país inició en 1989, momento en que hizo parte del movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta, que finalmente dio paso a la Constitución de 1991, que rige actualmente a Colombia. Posteriormente, trabajó en la primera alcaldía de Enrique Peñalosa y en el 2006 sus investigaciones permitieron develar el escándalo de la parapolítica, que consistió en la elección de decenas de políticos gracias al apoyo de paramilitares. En 2014 llegó al Senado con 81,000 votos, siendo la candidata más votada del partido Alianza Verde. En 2018 fue candidata presidencial de su partido y vicepresidencial tras una alianza hecha con Sergio Fajardo, con la que quedaron en tercer lugar.   

Ahora, año y medio después, López llega a la alcaldía en un momento muy convulso a raíz del Paro Nacional, que aunque se haya enfriado, no cesa oficialmente. El primero de sus retos será contribuir a superar la coyuntura, a pesar de que las decisiones que la solventan no dependan de ella (implementación del acuerdo de paz, desmonte del ESMAD, implementación de medias anticorrupción a nivel nacional, etcétera).

No obstante, la alcaldesa en abierta oposición al gobierno de Iván Duque (quien se ausentó del acto de posesión), tiene de su lado la legitimidad popular de haberse declarado a favor del Paro y haber participado en él, lo que puede facilitar su interlocución con la ciudadanía en este aspecto.

Otro punto en el que de entrada hace manifiesta su intención de cambiar el rumbo de la ciudad se relaciona con las medidas anticorrupción, una de las peticiones de los manifestantes durante el Paro Nacional. Durante el 2018, Claudia López hizo parte del equipo que lideró la Consulta Nacional Anticorrupción, un esfuerzo por fortalecer las sanciones a actos de corrupción en Colombia; la consulta quedó 500.000 votos por debajo del umbral electoral que necesitaba, pese a haber tenido una participación mayor que el número de votantes con que el actual presidente fue electo. López decidió asumir los 11.645.000 votos que obtuvo la consulta como un mandato y publicó la declaración de renta suya y de todo su gabinete.

En un acto simbólico, igualmente contrario al gobierno al que se opone, la posesión de López no fue en la tradicional plaza de Bolívar, sino en el Parque Simón Bolívar, al que llegó en bicicleta en compañía de su esposa, y tuvo un concierto con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Totó la Momposina y Aterciopelados, tras el cual se dieron la ceremonia y discurso de posesión.

Entre los puntos que se destacaron del discurso de posesión de López, estuvieron las siguientes metas de su mandato: vivir sin miedo, generar oportunidades de empleo y educación pertinente, gratuita y de calidad, el mejoramiento de las condiciones de transporte de la ciudad (será ella quien, finalmente, dé inicio a la construcción del metro, que ya queda licitado por Enrique Peñalosa, el alcalde saliente) y reverdecer a Bogotá. 

La nueva alcaldía de Claudia López seguramente será seguida con dureza por sus opositores y, al tener una agenda social tan ambiciosa, tendrá grandes retos para cumplir con todas sus metas, pero puede ser el inicio de un cambio importante en la política colombiana y es, sin duda, un momento importante en la representatividad política de las mujeres.