Cuando las últimas familias de inmigrantes abandonaron el Centro Residencial del Condado de Berks en febrero, los activistas que lucharon durante años por el cierre del centro celebraron una merecida victoria, pero temieron que volviera a abrirse.

Tal y como se han desarrollado los acontecimientos en los últimos meses, resulta que sus preocupaciones estaban justificadas. Los comisionados del condado de Berks deliberaron en secreto sobre sus planes de transformar el centro en una cárcel de mujeres para inmigrantes.

Este plan va directamente en contra de lo que muchos miembros de la comunidad quieren que ocurra en el centro. En primer lugar, la comunidad no quiere más inmigrantes detenidos en su barrio, y quieren ver el espacio convertido en un centro de servicios de salud.

El sábado 25 de septiembre, unas 100 personas se reunieron en el Independence Mall para protestar por los nuevos planes para el centro. Los comisionados votaron el mes pasado para permitir que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) utilice el centro de detención para detener a las mujeres que solicitan asilo.

"Creemos que nadie debería ser encarcelado por ser un inmigrante", dijo Adrianna Torres-García, coordinadora de programas del Proyecto Migración Libre.

"No hay ninguna razón para que Pensilvania sea cómplice del acto inmoral de la detención de inmigrantes", dijo.

Los activistas llevan mucho tiempo denunciando las condiciones de vida en el centro y argumentando que los solicitantes de asilo deberían ser liberados para vivir con familiares o patrocinadores en la comunidad.

En la manifestación del sábado, los oradores hicieron hincapié en que su objetivo es el cierre total del centro, y no la detención transitoria de otra población de inmigrantes.

Hablaron frente a un enorme cartel que deletreaba "libertad" con más de 1.000 flores de papel, obra de la artista Michelle Angela Ortiz.

Las flores fueron hechas por dos mujeres a las que Ortiz visitó en Berks, que estuvieron detenidas allí durante más de un año. Los manifestantes gritaron "Cierren Berks" y "¡Sí se puede!". (¡Sí se puede!)

La diputada demócrata Madeleine Dean, del condado de Montgomery, una ferviente defensora de la lucha por el cierre del centro de detención de Berks, dijo a los manifestantes que ella y sus compañeros legisladores han mantenido "conversaciones renovadas" con el gobernador Tom Wolf, los comisionados del condado de Berks y la administración Biden.

Dean dijo que ha solicitado una copia del nuevo contrato del condado con ICE y ha escrito al presidente Joe Biden exigiendo que el centro permanezca cerrado. 

El representante estatal Chris Rabb también habló en la manifestación, diciendo que se presentó "no como un demócrata", sino como un padre y alguien que ama la justicia", y empujó a los defensores a continuar sus esfuerzos protestando también en el Capitolio estatal. 

"Fui el primer elegido de Filadelfia en visitar Berks. Se me partió el alma", dijo Rabb. 

Los activistas que tomaron la palabra dijeron que les había decepcionado el enfoque del gobierno de Biden en materia de inmigración, desde la decisión de reabrir las instalaciones de Berks, hasta las horribles imágenes que surgieron de agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo cargando contra refugiados haitianos en la frontera de Texas, y las deportaciones masivas que siguieron. 

Steve Paul, cofundador de Haitian-American Voice y empleado de la organización de estrategia política State Innovation Exchange, dijo a los asistentes al mitin que huyó de la lucha en Haití con su familia a los nueve años. 

"Como hombre negro, como inmigrante, sé que ningún partido político va a crear una situación que impulse la liberación. Pero trabajé para que Biden fuera elegido", dijo. "Ahora decimos: vamos a pedirle cuentas".

"Estamos exigiendo un cambio real: cerrar Berks, cerrar los centros de detención de inmigrantes en todo Estados Unidos, invertir en la prestación de servicios reales a nuestras comunidades", escribió Torres-García el 27 de septiembre en un artículo de opinión para The Philadelphia Inquirer.