Pocos artistas pueden presumir de haber colaborado con Rosalía o J Balvin. Tokischa, la cantante urbana de moda de la República Dominica, está en auge. Con sus letras audaces y descaradas, está siendo aclamada como una de las figuras musicales caribeñas del momento. Algunos consideran su imagen y sus letras como controvertidas o provocadoras, pero otros la admiran por su faceta liberadora.

En una entrevista en el New York Times, la artista de 26 años habló sin tapujos de su bisexualidad, placeres carnales, drogas y ritmos urbanos. Según destacó el propio diario, la mayoría de sus letras son “impublicables”, por el uso del argot dominicano y las abundantes referencias sexuales y alentando el uso de estupefacientes.

De hecho, Tokischa fomenta la polémica para lograr atención mediática. El año pasado, tuvo que pagar una multa y pedir disculpas tras publicar fotos de evidente carácter erótico delante de un mural de la Virgen de la Altagracia, patrona de su país. Meses después, se presentó disfrazada de vagina en la entrega de los premios Billboard Latinos. Según una columnista dominicana, las letras de la rapera “faltan el respeto de una población que lucha por conservar los valores de la familia”.

Los sectores conservadores la repudian, pero para muchos jóvenes es toda una referencia a seguir. La ven como una “rebelde queer” que plantea la sexualidad abierta de manera positiva, una figura que lidera la lucha libertaria contra políticas de estado que consideran represivas y anticuadas. Una de sus imágenes más icónicas es besándose encima del escenario con Rosalía, rodeada de bailarines semidesnudos.

“Dicen muchas cosas de mí. Que no soy artista, que estoy loca, que soy una drogadicta. Yo no me ofendo, porque yo soy clara y sé lo que pasa conmigo. Yo sé quién es Tokischa y lo que está haciendo”, aseguró convencida durante la entrevista.

La rapera nació en Los Frailes, un barrio humilde de Santo Domingo. Tras la separación de sus padres, se fue con su madre a EE.UU., donde vivió en múltiples lugares con tías, padrinos y otros familiares. Su padre estaba en prisión. Tanta inestabilidad fue el terreno propicio para una adolescencia problemática. Se peleaba con compañeros de clase, la respondía a los maestros, y era castigada frecuentemente.

Pero dentro suyo la creatividad se expandía: “Siempre dibujaba, escribía. Me cerraba en la habitación a verme en el espejo y actuar”, confesó. Creció entre ritmos caribeños como el merengue, el dembow y la bachata, pero luego abrió su abanico de influencias a bandas y artistas como Pink Floyd, Bob Marley, Nicki Minaj o Rihanna. “No sabía en qué rama, pero sabía que sí iba a ser gran artista”, dijo. Tenía claro el camino a seguir.

Tras el lanzamiento de su primer single “Pícala”, definió su voz aguda y punzante que desprende erotismo y provocación en cada frase. Luego, llegaron más singles con base dembow, como “Desacato escolar” o “El rey de la popola”. Su salto a las grandes discográficas se confirmó con “Perra”, la canción publicada con J Balvin, y “La combi Versace” y “Linda, junto a Rosalía.