Detrás de las medallas de oro, plata y bronce que se cuelgan los atletas en cada olimpiada hay una tradición que comenzó en 1904 en los Olímpicos de St. Louis. Si bien cada año el diseño de las medallas es diferente, en el anverso de cada una de ellas debe estar la diosa de la victoria Nike, frente al estadio del Panathinaikos en Atenas, los cinco anillos olímpicos y el nombre de los juegos. 

Las de Tokio 2020 tienen además una particularidad, son hechas con materiales reciclados de dispositivos electrónicos que donaron los japoneses. 

El Proyecto Medalla Tokio 2020 fue solo una de las iniciativas alrededor de los JJOO para hacer de estos los juegos más sostenibles de la historia, pues buscaba reducir en un 80% los residuos generados. 

Por eso las camas son de cartón, los podios son de plástico reciclado, el material de las antorchas de la llama olímpica proviene de los escombros del terremoto y tsunami de 2011 que dejó unos 20.000 japoneses muertos, y las instalaciones de la Villa Olímpica son las mismas de las olimpiadas de 1964. 

Entre 2017 y 2019, se recolectaron 6,3 millones de celulares, tablets y laptops, es decir 78.985 toneladas de basura electrónica, que se convirtió en 32 kilogramos de oro, 3.492 kilogramos de plata y cerca de 2.200 kilogramos de bronce. El material fue usado en su totalidad para hacer las medallas. 

En el proyecto participaron el 90% de los municipios del país, quienes querían donar su dispositivo solo debían depositarlo en uno de los buzones que puso una cadena de tiendas alrededor de todo el país. 

La diferencia en la cantidad de metal se debe a que las medallas de oro no están hechas 100% de este metal precioso. Están hechas de plata y tienen un baño de seis gramos de oro. 

Las de plata sí son elaboradas 100% en plata y las de bronce son una aleación 95% cobre y 5% de zinc.

Según el New York Times, una medalla de oro de Tokio 2020 tiene un peso de 556 gramos y tendría un valor de $800, poco comparado con lo que gana cada atleta por conseguir el primer lugar en algún deporte de los olímpicos. 

El premio por llevarse una medalla depende del Comité Olímpico de cada país, los que más dinero reciben son los de Singapur, que ganarían $737.000 por un oro, frente a los $37.000 que puede ganar un medallista de oro de EEUU. 

Sin embargo, según el mismo NYT, con el paso del tiempo, una de estas medallas podría adquirir un valor enorme, dependiendo de la historia que haya detrás de esta y las condiciones en la que fue ganada por los atletas. 

Tal es el caso de una de las cuatro medallas ganadas por el legendario atleta Jesse owens en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, que fue subastada en $1.8 millones de dólares en 2019, lo que marcó un récord en el valor de la memorabilia relacionada con los olímpicos.