Desde que se iniciaron las audiencias públicas en el impeachment de Donald J. Trump, la expectativa es que los testigos suelten alguna bomba que involucre aún más al presidente en el asunto.

Esta semana, el teniente coronel Alexander Vindman confirmó que la controversial llamada telefónica entre Trump y su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, cruzaba la línea de lo correcto, mientras Jennifer Williams, asesora en asuntos de Rusia para el vicepresidente Mike Pence, confirmaba lo que sabemos hasta el momento.

De igual manera, el enviado especial del presidente a Ucrania, Kurt D. Volker, mantuvo, aunque de manera menos contundente, la línea de discurso de que las estratagemas del presidente y su abogado personal, Rudy Giuliani “no son cosas que deberíamos estar promoviendo como parte de nuestra estrategia de seguridad nacional con Ucrania”.

Sin embargo, uno de los personajes más importantes en esta saga finalmente nos dio la sorpresa que esperábamos.

El embajador ante la Unión Europea, Gordon Sondland, pareció dar una puñalada a cualquier defensa del presidente Trump de su presunto abuso de poder.

Tanto en su declaración de apertura como a la hora de responder preguntas de los legisladores en el Comité. Sondland hizo énfasis en que ninguno de los miembros de su equipo, así como tampoco el secretario Perry o el embajador Volker, querían “trabajar con Giuliani”, haciendo referencia a la campaña del abogado personal del presidente por conseguir declaraciones por parte de Zelensky que favorecieran la campaña de reelección de Trump.

“Puesto de manera sencilla, estábamos jugando las cartas que nos habían servido”, leyó. “Todos entendíamos que si nos rehusábamos a trabajar con el Sr. Giuliani, perderíamos una oportunidad importante para cementar las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania”.

“Así que seguimos las órdenes del presidente”, agregó.

El rechazo al rol de Giuliani, así como la naturaleza “directa” de las órdenes provenientes de Trump fueron lo más importante de su testimonio.

Asimismo, Sondland dijo en repetidas ocasiones que todo el mundo “estaba al tanto” de lo que el presidente y su abogado personal buscaban en Ucrania.

Esto incluye al Secretario de Estado Mike Pompeo y al vicepresidente Mike Pence, lo que abre el rango de involucrados en el ya de por sí enredado asunto.

Si bien Sondland no pudo dar un recuento directo sobre haber escuchado al presidente hacer alguna declaración incriminadora, su disposición a apuntar dedos acusadores y colaborar con el Comité es un potente gesto en un proceso profundamente politizado.

Asimismo, el testimonio del embajador se suma a una larga línea de personas que pueden confirmar desde adentro el abuso de poder por el que Donald Trump está siendo investigado.