El Búho (Robin Perkins) vivió en Buenos Aires durante el 2009 y cuenta que fue en las fiestas de ZZK –una disquera argentina dedicada a explorar la fusión de música electrónica y sonidos tradicionales como la cumbia villera– que le cambió la vida. Probablemente fuera en una de esas fiestas que conoció a Chancha Vía Circuito (Pedro Canale), un productor argentino.

Pleamar es el más reciente EP, de cuatro canciones, en que El Búho y Chancha Vía Circuito en que siguen explorando cómo esos dos caudales de música se unen y se confunden.

La unión entre la música electrónica y la música tradicional latinoamericana no es algo nuevo. Gustavo Santaolalla ya lo hacía con Bajofondo Tango por el 2007, por mencionar un ejemplo. La diferencia es que en el camino que han tomado El Búho y Chancha, las referencias a sonidos andinos son mucho más sutiles, están más disgregadas y el tempo mucho más lento.

En el downtempo de todas las canciones de Pleamar hay algo hipnótico que se mezcla con claves de madera, steel pans, zampoñas y arpas andinas, el sonido del follaje de la selva o el silbido de un pájaro que pasó volando –El Búho, de hecho, recolecta este banco de sonidos durante viajes de campo y en 2015 produjo A Guide to the Birdsong of South America, un disco entero sobre los sonidos de las aves.

Esta mezcla de sonidos electrónicos y la textura más cálida de los sonidos latinoamericanos cambia la sensación que produce el EP, siendo más de abrigo y acogida que otra cosa. A su vez, es un contraste que hace que la música siga cambiando: no se queda estancada en un mismo punto y no se vuelve cansina.

Como muestra el video de El Mago Georges y la letra de Una Pulgada de Silencio –con la colaboración de Gus Goncalves– en estas canciones hay una exploración: salir para encontrarse a uno mismo, para encontrarse cambiado, otro, pero poder saber quién se es.

Ver el atardecer bajo la luz del cielo
y así permanecer enredado en tu pelo
volvernos a encontrar desde un nuevo lugar
y descubrir que no, ya no somos los mismos.

Voy cruzando el umbral a lo desconocido
ya deja de pensar todo lo que se ha ido
volvernos a encontrar desde un nuevo lugar
y descubrir que no, ya no somos los mismos.